Qué son las relaciones tóxicas




Cuando hablamos de relaciones tóxicas lo primero que solemos pensar es en una mala gestión emocional de pareja, pero en realidad este tipo de relaciones se dan en cualquier ámbito social, como puede ser el de una amistad o el familiar. Se trata de relaciones que enganchan, sentimos como que quedamos atrapados en una red negativa de la que nos es muy difícil salir.
Cuando buscamos el amor para formar una pareja estamos pensando en tener una vida mejor que al estar solos ¿qué sucede cuando quedamos atrapados en una relación en la que solamente pasamos malos momentos?

Este tipo de relaciones, en las que dos personas sufren constantemente, se denominan relaciones tóxicas. Estas relaciones de pareja te producen mucha pena y desdicha y muy poca alegría y buenos momentos. Un factor común en este tipo de parejas, además de la infelicidad, es que siempre hay uno de los que intenta constantemente sostener esta relación por muy imposible que esto resulte, desgastándola de esta manera aún más y provocando una mayor insatisfacción. Las relaciones ideales son aquellas en que las dos personas ganan en afectividad, comprensión, contención... casi podríamos decir que se trataría de una relación en la que el tablero sería ganar-ganar. En cambio, en las relaciones tóxicas, esto solamente se da de esta forma: perder-ganar. O peor aún, en casos más extremos: perder-perder.

Una relación tóxica es aquélla en la cual una o las dos personas sufren mucho más de lo que experimentan dicha y placer por estar juntos. Uno de los integrantes (en algunos casos ambos) se ven sometidos a un gran desgaste por tratar de sostener la relación. Provocan más insatisfacción que felicidad.

Las sensaciones de bienestar que proporcionan en escasos momentos son muy efímeras. A menudo es necesario silenciar o pasar por alto ciertas cosas que, de darles la importancia que efectivamente tienen, causarían un profundo dolor e incluso llegarían a poner en peligro la continuidad de la pareja. A menudo tu pareja te hiere y te entristece de forma exagerada. Utiliza mecanismos tales como la culpa, el sarcasmo y la burla para manipularte, mina tu autoestima y tu capacidad de decisión. En ocasiones la persona llega a una situación en la que no se reconoce a si mismo.

¿Por qué nos involucramos en una relación tóxica?

Hay diferentes razones, a continuación detallo las más usuales:
  • La baja autoestima. Se considerará baja cuando nuestras creencias estén basadas en no ser merecedores de algo mejor, por lo que en el caso de este tipo de relaciones se tiene la idea de que no podemos estar sin esa persona porque ella es la que siempre ha estado ahí para ayudarnos en todo. Empiezan las preguntas recurrentes como ¿quién me va a cuidar? ¿quién me va a amar? ¿quién me va a animar a seguir adelante?
  • El creernos salvadores/as: fantasear con la idea de que nosotros podemos cambiar a esa persona, que hemos llegado a su vida para que se transforme en otra clase de ser humano, mejor, más como nosotros queremos que sea. Podemos tener la sensación de que nosotros somos salvadores de esa persona, que podemos calmar sus malestares y conseguir que vea la realidad desde otro punto de vista idóneo para ambos. Se fantasea con el hecho de que hemos llegado a su vida para hacerlo cambiar, que con nosotros la cosa será diferente. Esto provoca mucha frustración y mucho sufrimiento, ya que hemos basado nuestra relación en unas expectativas poco reales, en vez de basarla en el aquí y ahora.
    Si bien es verdad que se pueden cambiar rasgos de personalidad en la otra persona, esto sólo sucederá cuando ésta esté dispuesta a cambiarlos y no antes. Por lo que el deseo de mejorar la vida del otro no tiene que significar que el otro la quiera mejorar, es ahí donde se produce la frustración. No podemos cambiar el entorno, pero si la actitud con la que nos enfrentemos a él.
  • El asumir el rol de víctimas: quién nos va a querer o a aceptar como esta persona que se digna a darnos ratos de su tiempo, o a convivir con nosotros, en definitiva, a darnos momentos su (mala) compañía cuando le place. Llegamos a creernos las palabras hirientes que nos dicen y pensamos ¿quién nos va a querer más que él/ella?. Si tan mala persona soy y no me merezco nada, ¿cómo voy a dejar esta relación con la suerte que he tenido de dar con alguien que si me aguante?. Ese miedo a quedarnos solos y pensar que tenemos lo que merecemos, es lo que acaba siendo más limitador. Una vez más aparece la inseguridad. Tratamos de suplir carencias afectivas, pretendemos que el otro nos de lo que nosotros mismos no somos capaces de gestionar. Esta sensación en ocasiones nos lleva a mendigar cariño y es cuando empiezan los desencuentros emocionales.
  • La urgencia en la necesidad de muestras de cariño: este tipo de deseo imperioso es muy mal consejero, y se suma a la necesidad de suplir carencias profundas. A veces da como resultado el tolerar cualquier cosa por un poco de lo que atisbamos como cariño (una demostración de afecto, sexo, un regalo), pero que en realidad encubre otro comportamiento de fondo (uso, abuso, egoísmo, maltrato, falta de respeto, etc.).
  • Estar acompañado a cualquier precio: el miedo a la soledad es el paso preliminar hacia una posible relación tóxica, podemos tolerar literalmente cualquier cosa con tal de no estar solos. Por miedo a no quedarnos solos toleramos cualquier tipo de relación, aunque ésta nos haga sentir mal. Pero lanzo una pregunta al aire ¿no es peor la sensación de estar sólo aún estando acompañado? 
    No hemos de confundir soledad con desolación, la soledad es un estado en el que la persona encuentra la paz interior, la desolación es sentir esa carencia de no estar acompañado de alguien que consideramos nos aporta lo que nosotros no sabemos gestionar.
    Otras personas se acomodan dentro de esta relación, por mucho malestar que les aporte, por miedo a seguir adelante con su vida y abrir nuevos caminos. Es lo que supuestamente se conoce como Zona de Confort o Seguridad, aunque en este caso es una seguridad ficticia.
  • El aburrimiento: la búsqueda de nuevas sensaciones puede hacer que sólo veamos una faceta de la personalidad de quien nos atrae, la divertida y agradable que nos saca del letargo. Así no logramos ver con claridad el resto de la personalidad de quien nos atrae, en la cual hay comportamientos tóxicos que en un principio no identificamos.
  • La necesidad imperiosa de cumplir algún rol social, como por ejemplo el de esposa/o, madre o padre. Esto tal vez pueda llegar a hacernos priorizar el fin antes que ver a la persona que elegimos como realmente es.

Algunas veces tratamos por todos los medios posibles de enmascarar la realidad para seguir manteniendo las apariencias y la estructura social, aunque el costo interno suele ser demasiado alto. El miedo a seguir avanzando en la vida: a veces aceptamos quedarnos en una zona conocida en vez de crecer, desarrollarnos, cambiar y superarnos.

¿Cómo reconocer si tienes una relación tóxica?

Un primer síntoma será negar la evidencia. Todo el mundo se está dando cuenta y se lo comunica a la persona intoxicada que, por su parte, probablemente saldrá en defensa de su pareja. Un segundo síntoma será la transformación física; poco a poco se irá perdiendo la alegría y el buen aspecto que se tenía cuando se inició la relación. Lejos de encontrarnos con un rostro risueño, éste se irá transformando en una máscara de tristeza y dolor.
Un tercer síntoma, muy importante, será la toma de conciencia de la situación, en la que ya se percibe en qué tipo de relación se está, pero resulta imposible o muy difícil salirse de ella.Hay muchos modelos de personas tóxicas: desde las que hacen subir a la luna y bajar a los infiernos en muy breve espacio de tiempo, a las que mienten continuamente pero con gran maestría, pasando por los que culpabilizan a sus parejas de todo lo grande y lo pequeño sin asumir ellos la responsabilidad sobre sus actos.

¿Cómo salir de una relación tóxica?

Cuando se trata de cortar de raíz hay que avisar de que se va a cortar la comunicación, y luego cumplirlo. Por un lado, habrá que aguantar la insistencia de la otra persona. Hay que procurar aislarse por todos los medios y evitar exponerse a los mensajes o intentos de acercamiento (del tipo que sean) del otro. Y también es preciso llenar esos días con actividades, amigos, ocupaciones o distracciones que ayuden a nuestro cerebro a pasar por la etapa difícil que supone “volver a caer en la tentación”, como llamar, escribir o escuchar si se ha cogido despistadamente el teléfono. Hay que estar preparado para superar una especie de “mono” pero, una vez que se pasa, el resto será mucho más fácil. No hay nada como los buenos amigos o el cariño de la familia para que acompañen en estos momentos de turbulencia emocional. Finalmente podrá celebrarse con ellos que todo haya pasado, para poder seguir disfrutando de los buenos momentos que proporciona una vida libre de tóxicos, y con las personas adecuadas.

Descubre si tienes una relación tóxica:
 
¿Pasáis más tienpo riñendo que en paz?
¿Te sientes obligad@ a hacer que la gente que tienes al rededor vea lo maravillos@ que es tu pareja?
¿Al principio lo discutías todo pero ahora dejas las cosas pasar para no tener una discusión?
¿Alguna vez habñeis llegado a empujaros o faltaros el respeto en alguna pelea?
¿Te autoengañas y te das excusar para seguir con tu pareja?
¿La gente más cercana a ti te ha comentado algo sobre tu pareja que no te ha gustado pero que en el fondo sabes que tiene razon?


Comentarios

Entradas populares